miércoles, 15 de junio de 2011

El nuevo modelo (I): La Pirámide se convierte en Esfera

Ya nadie ni nada puede evitarlo.

Es algo que conscientemente todos y cada uno de nosotros sabemos, el mundo, pase lo que pase, ya nunca volverá a ser igual. A todos los niveles, comenzando por nuestras familias y amigos, pasando por nuestras empresas y, sin ninguna duda, a todos los niveles organizativos del sistema. Ya sean estados, comunidades, municipios, compañías, asociaciones u organismos de cualquier tipo, el cambio afecta a todas las capas de la sociedad de forma rotunda y aplastante.

Cada día nos cuesta más distinguir entre nuestro círculo profesional y nuestro círculo privado porque las redes de comunicación se han extendido e implantado de forma tan rotunda en todos los ámbitos de nuestra vida diaria que se han comenzado a derribar barreras y prejucicios de pautas de conducta crónicas y caducas que hemos arrastrado desde el comienzo de la sociedad moderna.

La clave del éxito común dependerá de las capacidades de adaptación al nuevo modelo en cada uno de los niveles organizativos del sistema y el éxito individual dependerá de nuestra capacidad de adaptación en cada uno de los núcleos a los que pertenecemos, desde los más próximos y cercanos a los más sociales y globales.

En realidad, todos intuimos y conocemos en cierta forma como podemos y debemos hacer correctamente las cosas. Pero no se trata únicamente de creer, para alcanzar nuestros objetivos debemos querer conseguirlos. Una idea no es nada sin la acción que la convierte en realidad.

Si la vida es una ilusión, y no tengáis ninguna duda de que lo es, entonces nosotros deberíamos ser los auténticos dueños de nuestras ilusiones.

Las grandes empresas tecnológicas están marcando ya los modelos organizativos del futuro. Han reinventado todos los departamentos empresariales: Ventas, Marketing, RR.HH., Producción, Logística,... y, día a día, y gracias a la supeditación de todos sus movimientos que realiza esa gran maraña informativa que es Internet, conocemos en gran detalle todas sus acciones, decisiones y acuerdos empresariales casi antes de que el personal de esas empresas esté debidamente informado.

En uno de esos grupos, el ManoftheYear_Mark-Zuckerberg realiza los Viernes una reunión abierta en sus headquarters con todos los empleados de la empresa en el que se repasan todas los asuntos abiertos de interés de la semana y cualquiera, desde el último freak informático contratado hasta el CEO de la compañía, pueden opinar abiertamente sobre cualquier cuestión o aportar ideas para el beneficio común de la empresa y, por ende, el beneficio individual de todos aquellos que la componen.

Las empresas deben desarrollar e implantar nuevas y continuamente cambiantes estrategias de mercado y, para ello, la única forma es facilitar la apertura de todos los canales de comunicación de la compañía que les permita ser más dinámicos que la competencia para poder anteponerse a los futuros problemas y asegurar la supervivencia en un mercado voraz e insaciable. Este factor ya no es clave únicamente para el sector tecnológico, es un axioma fundamental para todos.

Así lo está constatando la evolución y desarrollo en los últimos años de todos los niveles productivos del Sistema Económico.

Debe afianzarse la correcta fluidez en todos los canales de comunicación internos en la empresa.

No existe ninguna postura ni ninguna idea que no pueda ser consensuada en una conversación directa afrontada por todas las partes con lógica y sentido común y sin ningún ánimo de imposición, de revancha o de miedo a ceder o renunciar a nuestra posición. El ser humano cuenta con la capacidad de conseguir puntos de consenso incluso con con las mentes más cerradas y las ideas más irracionales que podamos encontrarnos. Porque por encima de todo, está la empatía que los seres humanos sentimos entre nosotros. Con todos nuestros miedos y nuestras cualidades, en el fondo no somos tan distintos.

La libre comunicación ha revolucionado el mundo y ha hecho que el modelo de funcionamiento de la sociedad ya no sea una simple pirámide en la que todas las capas están completamente estructuradas y a una determinada distancia de un punto superior que sería la cúspide. El nuevo modelo se asemeja más a la forma de una esfera en la que todos los puntos están igualmente equidistantes de un punto central.

Todos los puntos de la estructuran tienen la misma importancia para un correcto funcionamiento y consolidación de la misma.

En el proceso de transformación en estructuras empresariales independientemente de su complejidad o tamaño, todas las pirámides que representarían los distintos departamentos o divisiones y que formarían conjuntamente la Pirámide principal de la empresa, deben plegarse entre sí permitiendo que todas sus capas contacten, reforzando la comunicación entre todos los puntos que la componen para formar gradualmente y en un proceso utópico una esfera ideal con una libre y completa comunicación entre todos sus recursos.

El sistema esférico permite a las empresas un crecimiento más dinámico, flexible y proporcional en contra de lo que el sistema piramidal ha permitido hasta ahora y que requería de contínuas restructuraciones internas con un alto grado de riesgo y coacción para mantener un crecimiento exponencial.

En el proceso de adaptación de las empresas, el centro o cúspide del sistema puede estar represantado por distintas figuras; un CEO, un director general, el dueño de la sociedad mercantil, un grupo de inversión o diversas combinaciones entre ellos. En el proceso de adaptación al nuevo modelo, quien o que representa el centro de esa esfera es completamente indiferente, la responsabilidad del Centro es trabajar en construir el modelo esférico más ideal posible ayudado y sustentado por todos los estratos que lo componen e independientemente de la complejidad de la estructura con la que se encuentren. Es evidente que no todas las empresas se encuentran en el mismo nivel para consolidar rápidamente el cambio de modelo. Posiblemente muchos grupos pequeños puedan adaptarse más rápidamente a este modelo por la simplicidad de sus estructuras, pero también gran parte de las empresas líderes en los mercados y con alto grado de crecimiento en los últimos años, cuentan ya con sistemas piramidales sinérgicos y de un alto desarrollo en el proceso de integración interpiramidal en una macroestructura única más esférica.

En el ideal de un modelo esférico perfecto, el centro ya no estará personalizado.

El centro somos todos los que formamos parte de esa esfera. Todos y cada uno de nosotros somos responsables de sustentar y formar parte de los núcleos de los que formamos parte en nuestra vida.

De nuestras familias, de nuestros grupos de amigos, de nuestras empresas, compañías o fábricas, de nuestras ciudes, provincias o estados y también de esos macrosistemas económicas, que auguran el fin de un módelo organizativo basado únicamente en el reconomiento de estados soberanos, completamente caduco y obsoleto. Porque tenemos la obligación de luchar por los derechos básicos y fundamentales en cualquier punto de nuestro Planeta. De este Planeta esférico y dinámico del que todos formamos parte y en el que todos y cada uno de nosotros contamos para hacer de él un modelo sostenible y fiable donde todos tengamos cabida.

En el proceso de transformación de las empresas, las pirámides que forman las diferentes divisiones o departamentos deberán mejorar el flujo de comunicación entre ellas. Cada división deberá responsabilizarse por la formación y transmisión de sus funciones al resto de empleados de las distintas divisiones y de la suya propia.

El éxito radica en que todos sepamos en que parte de las pirámides que engloban la esfera estamos o podemos llegar a estar. No engañarnos a nosotros mismos. Somos un perfil y, con trabajo, puedo llegar a éste otro perfil. Con mucho esfuerzo, a lo mejor conseguiríamos llegar adaptarnos a éste otro también. Pero nunca hasta el siguiente. Porque no merece la pena engañarnos a nosotros mismos. No vamos a ser más felices. Debemos ser felices disfrutando de nuestro trabajo en el puesto que ocupemos en cada momento. Donde realmente pertenezcamos y donde nos sintamos cómodos y completos haciendo lo que hacemos.

¿Por qué no podemos ser felices con lo que ya somos o con lo que hacemos en cada momento de nuestra vida?
¿Por qué siempre necesitamos más del mañana?

Debemos darlo todo hoy. En este momento. No luchando por lo que seremos o por lo que podríamos ser "si".

Luchamos por lo que somos y lo que estamos conseguiendo.

Carpe Diem pero siendo quien realmente eres. Carpe Diem siendo tú mismo.

Y para asegurar el progreso contínuo de desarrollo, las personas que encabecen las esferas tienen que saber que para poder crecer, aquellos que les remplacen deberán mantener y superar lo que han conseguido ellos y con una mentalidad acorde a los tiempos. Ellos mismos tienen que ser conscientes de cuando es el momento en que tienen que abrir paso y colaborar el tiempo que sea necesario para que el relevo se resuelva eficazmente. ¿Cuál será su lugar antes de retirarse? El tiempo, las fuerzas y las cualidades que la empresa pueda aprovechar de él lo dirán. Todo es relativo. De la misma forma que hay personas que podrán ser enérgicos hasta el último día de su vida, habrá otros que su desarrollo laboral sea tan complejo o aleatorio que puedan alcanzar su cénit al inico o al final de su ciclo. Y otros que puedan no encajar nunca.

Porque nunca podremos integrar todo tipo de perfiles en una misma empresa. Y en algunos casos, será un logro colectivo de todos que finalmente un determinado perfil pueda encajar y que puedan incluso convertirse en piezas fundamentales en el funcionamiento de las empresas o en su futuro desarrollo.

Tenemos que aprender realmente que nadie está por encima ni nadie está por debajo.

Estamos dentro o no estamos dentro.

Aquí estás para trabajar por ti y por todos. Por ti pero también por la empresa a la que perteneces. Seas auntónomo, o trabajes en un bar, una PYME, una multinacional o un gobierno. Da igual las dimensiones de la compañía o que el trabajo que realices tenga más o menos repercusión o esté más o menos valorado socialmente. Estás ahí por tus compañeros y porque tu empresa funcione lo mejor posible y se desarrolle de forma sostenible dentro del marco de resto de empresas y organismos externos.

Porque al fin y al cabo, ¿no seríamos todos esferas dentro de esferas?

Estamos preparados para desarrollar el sistema más perfecto para que el progreso humano tenga un sentido común y único.

Y lo tenemos que hacer siendo nosotros mismos. Quitándonos las caretas. Porque ya no somos varias personas distintas dependiendo del momento o de donde o con quien estoy. Soy el mismo en mi trabajo, con mis amigos o con mi familia. Somos quienes somos Siempre. Y quien no sea capaz de ser y comportarse siendo sincero consigo mismo y los demás dentro de mi círculo no tiene derecho a estar en él. Si una persona no es capaz de convertir sus quejas, sus críticas, su cansancio y sus malas intenciones en trabajo efectivo día a día aportando que todos y cada uno de los que componen su círculo estén satisfechos haciendo lo que hacen y estando donde están, entonces esa persona no merece estar aquí.

Porque como vamos a ser capaces de salir juntos de esta crisis si lo único que nos preocupa son nuestros números y ratios personales. En estar o en aparentar estar por encima de mis compañeros en mi trabajo para no ser yo el "nominado" para salir de la Academia. Porque en estos momentos que necesitamos completa motivación y energía para salir juntos de esta profunda crisis, hacemos todo lo contrario y sacamos siempre nuestro peor lado. Porque no importa la nacionalidad, raza o creencia, todos somos capaces de matar por sobrevivir cuando nos vemos amenazados. Porque todos creemos que tenemos ese mismo derecho.

Y sí. Todos tenemos el derecho a un trabajo digno y tenemos que luchar porque sea un derecho para todos y cada uno de nosotros.

Porque no importa lo que ocurra. Las cosas podrán irnos mejor o peor porque nada es realmente perfecto.

Pero, ¿de verdad importa tanto?

Nosotros lo habremos intentado. Porque somos positivos y porque en nuestros otros círculos tenemos la estabilidad necesaria para no venirnos abajo porque somos personas PO-SI-TI-VAS. Y esto no puede quitárnoslo NA-DI-E. No importa lo que te pisen, te estorben o incluso te empujen los maromos en la discoteca para que parezca que tú no bailas tan bien como ellos. Para que tengas miedo. Pero tú sabes que tú no tienes miedo. Son ellos los que tienen miedo de ser más debiles o más NE-GA-TI-VOS que tú. Y que la única forma de aparentar ser más PO-SI-TI-VO que tú es atrapándote mentalmente y condicionarte para que estés más NE-GA-TI-VO que ellos. Pero tú estás I-LU-MI-NA-DO y nada ni nadie puede quitártelo. Tienes energía para dar y repartir a todos los que te rodean. Porque por mucho que nos engañemos, todos queremos estar ahí. Sin miedo. Todos juntos.

Y todos tenemos que trabajar porque el cambio se produzca en todos nuestros grupos y empresas.

Y las empresas deberán adaptarse para ser cada vez más flexibles a un nuevo modelo más dinámico. Dentro de nuestras empresas se han generado una serie de procedimientos de trabajo que limitan la capacidad de decisión y movimiento de muchos grupos de trabajo y personas. Tenemos que entender que los procedimientos tienen que ayudarnos a realizar una trabajo más eficaz y proactivo que nos permita ser más libres y resolutivos en nuestros trabajos sin limitar las posibilidades de desarrollo de nadie.

Porque todos juntos formamos nuestro grupo.

Porque si creemos en nosotros nadie será más fuerte nunca.

Porque lo queremos de verdad y es nuestro sistema.

Es nuestro modelo.


lunes, 6 de junio de 2011

El nuevo modelo (II): La Pirámide Invertida

Para poder cambiar el sistema, primero debemos analizar el funcionamiento básico del sistema.

En el modelo piramidal en el que la sociedad se ha cimentado desde el comienzo de los tiempos, siempre ha habido un mensaje subyacente de dualidad. Podemos encontrar ese concepto en algunas de las Pirámides de la antigüedad ya que en el subsuelo de la misma, se esconde la construcción de otra Pirámide Invertida . La forma del tetraedro nos da ambas pirámides adyacentes. Stanley Kubrick quería utilizar ese concepto para su famoso monolito de "2001: Una Odisea en el Espacio" pero visualmente no consiguió los resultados que esperaba y lo sustituyó por el paralelepípedo plano tan ampliamente conocido por los amantes del cine. 

El modelo organizativo jerárquico y estructurado en capas de la Pirámide ha permitido al Ser Humano aunar esfuerzos trabajando en equipo con el objetivo de conseguir un fin común. No en vano este modelo ha permitido a la sociedad evolucionar del modo en que lo ha hecho, siendo el mejor y único sistema para conseguir llegar hasta donde estamos hoy en día desde los primeros núcleos sociales.

Aunque la Pirámide Social siempre nos ha generado un alto grado de insatisfacción personal respecto al nivel de la misma donde nos encontráramos fruto de la diferencia de estatus social generada entre las distintas capas de la Pirámide. Este grado de insatisfacción no se reduce al ir avanzando nuestra posición dentro de la Pirámide, sino todo lo contrario, la ansiedad y paranoia por avanzar en la posición en la que nos encontramos, o al menos mantenerla por todos los medios que sean necesarios, nos conduce irremediablemente a un aumento progresivo de nuestro miedo.

Un miedo que nos lleva a convertirnos en alguien que nunca creíamos que podríamos ser y a hacer cosas a las personas que nos rodean que nunca seremos capaces de perdonarnos a nosotros mismos. Corrompiendo nuestra alma y destruyendo nuestro espíritu. Y todos nos engañamos pensando que nosotros no tenemos la culpa de que el mundo sea así. De forma aprendida y repetitiva nos justificamos pensando que las cosas ya eran así y la sociedad ya estaba corrompida cuando nosotros llegamos. Que realmente no podemos cambiar nada ya. Pero no hacemos más que engañarnos a nosotros mismos. Nosotros somos el último responsable de todos nuestros actos. El último y el más importante de todos. Siempre podemos intentar hacer las cosas lo mejor posible dentro de un mundo imperfecto porque al final quien realmente decide hacer las cosas que hacemos, somos nosotros. Somos los dueños de todos nuestros actos. Por eso tenemos que luchar siempre por superar nuestros miedos más irracionales y ser capaces de canalizar positivamente la energía que proyectamos a los demás en todos los momentos de nuestra vida.

Si analizamos el principio de la Pirámide en su concepto organizativo, deducimos que para un correcto y equilibrado funcionamiento de la misma se debería garantizar siempre la validez de cada una de las personas que la componen para ocupar el puesto en el que se encuentran, asumiendo la responsabilidad correspondiente y desarrollando las tareas encomendadas. En el ideal del desarrollo lógico y eficiente de la Pirámide, las personas más capacitadas para ocupar una determinada posición generaría el más eficiente y dinámico desarrollo del grupo.

Ese ideal de desarrollo se ha visto corrompido siempre por el mismo ansia de Poder de las personas que han ocupado y ocupan las posiciones superiores de la Pirámide, que han querido garantizar la posición más alta de la Pirámide a sus condescendientes, aún sin ser merecedores de ello.

La Aristocracia en su concepto más puro degenera siempre, sin barreras que lo impidan, en la Oligarquía más tirana. 

Nuestro deseo egoísta de perseverar, de perdurar en la existencia como si todo lo que hemos conseguido tuviera que ser transmitido de alguna forma a nuestros hijos para que puedan continuar desde la misma posición contradice el ideal lógico para la correcta y equilibrada evolución de la Pirámide. Ya no es el más válido el que ocupará las posiciones de responsabilidad dentro de la Pirámide, sino aquel que se encuentre en posición de heredarlo.

Y al depositar en nuestros hijos la única esperanza contra el miedo a perderlo definitivamente todo cuando hayamos muerto, generamos incorreciones y deficencias en su educación que difícilmente permitirá que los herederos sean capaces de evolucionar adecuadamente para ser auténticos merecedores de la posición que van a ocupar. 

Nuestros intereses y miedos personales han imposibilitado siempre una evolución equilibrada en el sistema piramidal. Con el objetivo de mantener su posición, las capas superiores actúan contra los valores de igualdad de oportunidades, acaparando para ello el poder que sea necesario para controlar y manipular los grados de libertad entre los distintos estratos sociales.

El modelo de la Pirámide Social conlleva inherente a sí mismo un reparto inverso en las responsabilidades de cada una de las capas. El miedo a perder lo que esas responsabilidades han repercutido en nuestro estatus social en forma de poder y dinero ha provocado que el sistema piramidal en el que nuestra sociedad se ha erguido durante gran parte de su historia haya sido el más injusto de todos los sistemas posibles. El miedo genera una falsa Pirámide en nuestro sistema, la Pirámide Invertida del Poder

Ambas Pirámides, la Social y la de Poder, son directamente proporcionales entre sí. Cuando las capas superiores de la Pirámide usurpan el poder a las capas inferiores generan una tranformación en la Pirámide de Poder haciendo que la base, donde se encuentran ellos, aumente y disminuya la altura. Y ese cambio se produce del mismo modo en la Pirámide Social siguiendo un principio de proporcionalidad entre ellas, el número de personas que se encuentran en las capas inferiores aumenta y el número de los que estarían en la capa superior disminuye perdiéndose en el proceso también capas intermedias y el número de personas que se encontrarían en ellas.

Durante miles de años las bases sociales han luchado por conseguir una distibución justa de las pirámides soñando con alcanzar el grado de proporcionalidad ideal en la forma de una Pirámide Equilátera. Por el contrario, las capas superiores han luchado por mantener siempre su feudo de poder a toda costa, aún a sabiendas de que la pérdida de Poder era inevitable. Aún así, el miedo a perder lo que no es suyo les ha llevado a cometer los actos más crueles e inhumanos imaginables. Un miedo que utilizan para controlar la base de la Pirámide pero en realidad es el miedo que terminará siendo su fin.

El avance de la libre comunicación a través de internet ha generado una aceleración en el proceso de transformación de las Pirámides. Los nuevos portales de comunicación a través de redes sociales, blogs y plataformas de derechos de los ciudadanos han provocado un cambio de mentalidad a nivel mundial y un despertar en la conciencia colectiva de las personas.

La Pirámide Invertida se desquebraja y ambas Pirámides comienzan a plegarse entre sí. Las bases sociales reclaman todo el Poder acumulado durante miles de años por las capas superiores para cambiar el modelo definitivamente.

Un modelo en el que contemos todos.

Un nuevo modelo.

sábado, 4 de junio de 2011

El Nuevo Modelo (III): El Equilibrio del Sistema

Todo Sistema tiende al Equilibrio.

Si queremos alcanzar un sistema perfecto en el que haya cabida para todos por igual, nunca debemos apartar esa idea de nuestra mente. Alcanzar el equilibrio total será siempre nuestra utopía. En nuestra evolución no descansaremos por llegar al mejor de los sistemas posibles. Porque creemos en él. No importa la complejidad del sistema y las dificultades del camino, siempre lucharemos por la mejora contínua del Sistema. Por la fusión de conceptos. Por la evolución conjuta.

Por la libertad de todos.

Porque Todos somos el Sistema y el Sistema somos Todos.

Y todos tenemos que creer en un sistema justo y en equilibrio porque el sistema nos pertenece a todos.

Y todos queremos siempre seguir evolucionando. No importará lo que hayamos conseguido si no somos capaces de luchar por lo que hemos de conseguir. Siempre. Cada día. Cada minuto de nuestras vidas.

Pero, ¿cómo vamos a evolucionar el sistema si somos incapaces de comprometernos plenamente con nada?

Si en nuestra vida diaria cada vez nos comportamos de forma más egoísta sin importarnos el resto de las personas que nos rodean. La mayoría de nosotros somos incapaces de comprometernos por nuestra empresa y nuestro trabajo, pensando sólo en nuestro beneficio propio en vez de luchar y trabajar por todos y cada uno con los que conformamos nuestros núcleos de trabajo.

Porque en verdad no trabajamos para poder sobrevivir nosotros, trabajamos por la supervivencia de cada una de las personas que están a nuestro lado. Por ser capaces de afrontar nuevos retos y sobreponernos a las dificultades. Luchando por crecer juntos y ayudándonos cada día a conseguirlo. Lo que no somos capaces de darnos cuenta es que es posible que ninguna de nuestras empresas sea perfecta, pero si no nos comprometemos por crecer todos juntos, entonces nunca ninguna lo será.

Por muchas mejoras estructurales que podamos generar en en funcionamiento del Sistema, este es el cambio más importante que todos tenemos que hacer. Ser capaces de cambiar nuestra mentalidad y llegar a comprometernos en nuestros trabajos al 100%, luchando por los derechos y obligaciones de nuestros compañeros y ayudándonos cada día para que todos y cada uno de nosotros seamos los auténticos responsables de nuestro trabajo. Porque durante el tiempo que estemos en cada una de ellas, las empresas forman también parte de nuestra vida.

La cuestión no es si trabajamos para vivir o si vivimos para trabajar. En realidad ninguno de nosotros puede evitar tener que hacer las dos cosas al mismo tiempo. Porque todos queremos vivir lo mejor posible gracias a nuestro trabajo y ninguno podemos evitar tener que vivir trabajando una gran parte de nuestra vida para poder conseguirlo.

No nos engañemos. La empresa es parte de nuestra vida tanto como nuestra familia o nuestros amigos. La mayoría de nosotros incluso estamos más tiempo en nuestros trabajos que en ningún otro sitio el resto del tiempo.

Entonces, ¿cómo no podemos comprometernos en nuestro trabajo del mismo modo que lo hacemos en el resto de ámbitos de nuestra vida? O es que nos mentimos a nosotros mismos y lo que en realidad ocurre es que somos incapaces de comprometernos en ninguno de ellos. Si cada vez hemos dejado de comprometernos más y más con nada ni nadie del mundo a nuestro alrededor entonces como vamos a ser capaces de cambiar el mundo entero. En el proceso de evolución social por conseguir la libertad total del individuo hemos olvidado los valores básicos para llevar a cabo nuestra evolución conjunta.

Pero no debemos tener miedo. Somos capaces de conseguirlo por muy adversas que sean las circunstancias. Nuestra energía positiva estará siempre por encima de todas las dificultades que podamos encontrar. Debemos ser fieles a nosotros mismos luchando cada día por hacer mejores personas a todos los que me rodean y conseguir entre todos hacer un mundo mejor.

Y nunca fracasaremos. Porque siempre habremos al menos germinado la idea en otras personas. Y si es posible que esas personas no cambien nunca nada, entonces también es posible que cambiemos todos del todo algún día y seamos capaces por fin de equilibrar nuestras vidas.

Y unirnos juntos por defender un funcionamiento justo y equilibrado de nuestras empresas. Porque las empresas no son únicamente de las personas que las fundaron o de sus propietarios. Las empresas son de todos aquellos que trabajan juntos por su crecimiento y desarrollo. Es evidente que la persona o personas que realizan una inversión para fundar o comprar una empresa son los primeros responsables y artífices de los objetivos logrados por la empresa y, por tanto, de los beneficios que se puedan obtener. Porque sin ellos no existiría tal empresa y, por tanto, beneficio alguno.

Pero otra gran parte pertenece a todos los que la componen.

Y el Sistema tiene y debe imponer siempre un reparto justo de los beneficios generados entre todos los trabajadores de una empresa. En función de las dimensiones de la empresa y del sector al que pertenezcan deben garantizarse los porcentajes mínimos de los beneficios que son repartidos entre todos los trabajadores. Un mercado neoliberal al servicio del beneficio capitalista únicamente nos ha conducido inexorablemente a mayores diferencias económicas entre ricos y pobres. Por lo tanto, para poder equilibrar algún día la balanza debemos comenzar por garantizar un reparto económico justo dentro de nuestras propias empresas.

Todos tenemos que comprometernos a hacer cumplir esos baremos mínimos de reparto de beneficios ofreciendo una transparecia pública y sin censuras de las empresas en un mercado común y sinérgico del que todos formamos parte ya. Con especial cuidado en garantizar un mayor porcentaje de reparto de los beneficios en las empresas de territorios más ricos que permitan un poder de inversión mayor y, por tanto, un desarrollo más rápido de las empresas en los territorios más pobres y que, de ese modo, podamos equilibrar también por fin las diferencias económicas existentes entre territorios. Luchando todos juntos porque los baremos sean cumplidos y respetados en todos los sitios y no se cometan abusos ni siquiera en aquellos lugares de máxima pobreza.

Debemos por tanto trabajar en un reparto justo de los beneficios generados por las empresas pero, por supuesto, dentro de nuestras empresas no todos asumimos ni asumiremos las mismas responsabilidades y las mismas tareas. Además no todos llevamos trabajando el mismo tiempo en ella,  demostrando de ese modo nuestro auténtico compromiso de empresa. Todos intuímos en cierta manera que el reparto debería realizarse acorde con estos dos conceptos compensados justamente entre sí.

¿Y los resultados de nuestro trabajo? Los resultados y los objetivos logrados de una empresa son de todos los que han trabajado juntos por conseguirlos. Si no ayudamos a nuestros compañeros a desempeñar su trabajo lo mejor posible para conseguir juntos el mejor resultado, entonces de nada importa todo lo que podamos aportar con nuestro trabajo individual.

Porque en ninguna empresa nadie trabaja igual a nadie. Todos somos diferentes. Nadie se entrega en su trabajo igual, ni ayuda a sus compañeros igual ni tampoco lame el culo a su jefe igual. ¿De qué sirve estar constantemente comparándonos y diferenciando nuestro trabajo si el objetivo de la empresa es común? Por muy equilibrado que pueda ser un reparto de los beneficios en función de nuestros resultados individuales y colectivos, el único objetivo de este reparto es el de generar competitividad interna entre nosotros al fin de aumentar la productividad y, por consiguiente, los resultados y beneficios futuros de la empresa.

Si ya son altamente desproporcionados los salarios semanales o mensuales que percibimos entre los distintos escalafones de una empresa, cuando se realiza el reparto de los beneficios anuales de la empresa aún se genera mayor despropcionalidad ya que siempre prima más el puesto y los objetivos alcanzados que el tiempo que llevemos desempeñando nuestras funciones dentro de la empresa.

¿Es que acaso no trabajamos todos juntos la misma cantidad de días con el sacrifico que eso supone para todos y cada uno de nosotros independientemente de las funciones que desempeñemos en nuestro trabajo y de los resultados obtenidos por cada uno?

Tendremos que trabajar en la fórmula más justa y equilibrada en el reparto de beneficios de nuestras empresas. Porque cada empresa es diferente y única. En algunos casos quizás sea necesario que los salarios mensuales estén únicamente relacionados con el grado de responsabilidad de las funciones desempeñadas y que, por otro lado, el reparto de los beneficios anuales sea equitativo entre todos por igual con un incremento acumulativo en función del tiempo que llevemos en la empresa. O puede que en algunos casos sea necesario invertir ese orden. Y en otros, quizás ambos conceptos puedan estar equilibrados entre sí porque en realidad ambos formarían parte del mismo reparto de beneficios.

Los periodos temporales permiten a las empresas evaluar su sostenibilidad prediciendo las necesidades de inversión en el futuro a corto y largo plazo que garanticen su desarrollo para lo cual tienen el poder de modificar el porcentaje de los benefecios que es derivado a la inversión. Pero siempre deberían respetar unos límites mínimos fijados en el reparto de los beneficios y buscando el máximo consenso colectivo sobre el devenir futuro de la empresa.

Al permitir el mercado de libre comercio acaparar a los empresarios la mayor parte de los beneficios obtenidos, las empresas podían realizar un alto nivel de inversión y, de ese modo, asegurar crecimientos exponenciales prácticamente sin límites.

El verdadero fin de Estados Unidos al crear el sistema de libre comercio fue el de garantizar el desarrollo más rápido posible de su potencial tecnológico que garantizasen el éxito sobre cualquier otro tipo de sistema. El mercado de libre comercio permitió que los valores fundamentales de libertad e igualdad germinados en la Revolución Francesa no vovieran a ser devorados por los grandes regimenes autoritarios que controlaban el mundo. Una revolución colonial y una guerra civil en el Nuevo Mundo forjaron el concepto de libre mercado que pondría fin a cientos de años de oscurantismo totalitario.

Pero una vez logrado su objetivo el mercado de libre comercio se devora a sí mismo incapaz de sostener durante largos periodos de tiempo un crecimiento exponencial cuando no lo hacen del mismo modo las necesidades del mercado. Por esta razón, debemos garantizar el crecimiento sostenible de nuestro sistema manteniendo el equilibrio entre los niveles de beneficios y de inversión de las empresas.

Del mismo modo que debemos garantizar un reparto mínimo de los beneficios obtenidos entre todos los trabajadores de una empresa, también se deben fijar límites máximos para los costes de inversión que las empresas pueden realizar para su futuro crecimiento. Estos límites máximos de la inversión también deberán estar en consonancia con las dimensiones de la empresa, el sector al que pertenecen y su localización con el fin de garantizar un crecimiento sostenible entre pequeñas y grandes empresas en cualquier lugar del mundo y evitar de ese modo, la monopolización de los mercados en cualquiera de los sectores productivos.

Porque la monopolización es un error, incluso cuando ésta es llevada a cabo por un Estado de corte justo y social. Si no existe otra opción de elección entonces no somos libres del todo. Y si no existe libre competencia, el compromiso de mucha gente dentro de las empresas que son monopolios se pierde ya que no encuentran suficiente motivación en el día a día de su trabajo, llevándoles a la ineficacia y conformismo, y por consiguiente, el abuso ante el consumidor final.

La opción no es elegir entre un mercado neoliberal sin intervención estatal o un estado de intervencionismo total sobre el mercado.

Nuestra meta debe ser trabajar por un estado intervencionista que imponga las reglas del juego necesarias para crear entre todos un mercado libre y justo. Un mercado dinámico pero sostenible al mismo tiempo y que garantice un sistema económico en equilibrio.

Un Estado libre, global y participativo que defienda siempre los derechos y obligaciones de todos.

Un Estado que no permita el abuso del individuo por parte de los mercados. Un Estado que limite los beneficios máximos que determinados sectores puedan obtener. Continuamente estamos asistiendo como derechos civiles como el de la vivienda, la alimentación o la sanidad son pisoteados por la vorágine del mercado y de empresas capitalistas al no limitarse los margenes de beneficio que pueden obtener.

¿Acaso es justo que, cuando la demanda es elevada, el mercado inmobiliario obtenga margenes de beneficio muy superiores al que debieran obtener para garantizar el derecho a la vivienda de todos?

¿Por qué no fijamos límites a lo que las empresas de cada sector ya sean productores, distribuidores o puntos finales de venta puedan obtener para garantizar siempre los derechos de los consumidores?

Un Estado no sólo debería tener la capacidad de defender los derechos del consumidor con la imposición de los impuestos que determinados sectores deben asumir. Esa situación sólo provoca una subida de precios por parte de esos sectores que les permita continuar obteniendo los mismos márgenes de beneficio, y al final, es el consumidor final quien debe pagar doblemente por esa situación limitándose por tanto, en función de sus ingresos, su capacidad de consumir libremente. El Estado debe limitar los márgenes de beneficio obtenidos por cada sector y aplicar correlativamente los impuestos que realmente sean necesarios. Buscando un sistema económico balanceado y que no genere burbujas económicas en determinados sectores productivos que nos empujan inexorablemente a crisis económicas donde se acentúan aún más las diferencias existentes entre ricos y pobres.

El imponer unos márgenes de beneficio mínimos no tiene porque conducirnos ineludiblemente a un aumento de la producción que genere una desproporcionalidad entre la oferta y la demanda. Las empresas han aprendido a no desequilibrar la balanza en su contra aumentando la oferta que origine el consiguiente desplomo de la demanda. Al igual que han aprendido a manipular en algunos momentos el grado de oferta de determinados sectores que originan el consiguiente aumento de la demanda y, por consecuencia, el aumento de los precios y sus beneficios.

Es por ello que se deben garantizar también unos níveles mínimos productivos en aquellos sectores, especialmente los emergentes y protegidos, en los que sea necesario facilitar y promover la libre competencia que impida la monopolización de los grupos de poder.

Grupos de poder cuyo fin único es desequilibrar aún más la balanza, haciéndonos creer que un sistema más equilibrado es imposible de alcanzar.

Pero no importa la magnitud y complejidad del Sistema. En todos los conceptos existe un equilibrio entre los dos lados que lo componen.

Una dualidad que tiende a separarnos y nos hace únicos pero, al mismo tiempo, cuando alcancemos el equilibrio, nos hará infinitos.

Y todos juntos lucharemos por extender siempre las ideas de justicia e igualdad. Aunque en realidad las ideas nunca necesiten nada para ser extendidas porque la esperanza está siempre dentro de todos nosotros.

domingo, 17 de octubre de 2010

La Superación del Miedo y el Autocontrol son las claves de la Evolución

¿Qué es el miedo?

¿Cómo podemos distinguir el miedo de un pensamiento lógico y racional?
¿Cómo se manifiesta el miedo en nosotros mismos y cómo reaccionamos ante él?

El miedo, según es definido por la R.A.E., es una perturbación angustiosa a un riesgo o daño real o imaginario.
Según esta definición, y por el hecho de que sólo el ser humano puede ser consciente de un daño real o imaginario, deduciríamos que únicamente nosotros podemos sufrir o padecer los sinsabores del miedo.

Pero por nuestra propia experiencia personal sabemos que el miedo es un sentimiento primitivo inherente a la vida misma. Un miedo presente de una forma u otra en todas los seres vivos que habitan el Planeta. Racional o irracional. Consciente o inconscientemente. El miedo es un sentido que nos alerta de los peligros externos y que permiten persistir a los seres vivos desde el mismo momento de su nacimiento.

Un sentido tan importante como peligroso. Porque el miedo debe permitirnos reflexionar de forma lógica y racional sobre nuestras acciones pero no impedirnos nunca superar ciertas barreras en nuestras vidas y en nuestra evolución.


¿Cuántas veces en la historia de la humanidad se han tomado decisiones únicamente motivadas por el miedo a lo desconocido? 
¿Cuántos de nuestros mayores logros han sido gracias a la perseverancia de ciertas personas por superar un miedo irracional guiados por la lógica de la aceptación?

Si contemplamos de forma global todo el conocimiento que el ser humano ha adquirido durante miles y miles de años de evolución, resultaría lógico pensar que el miedo tendría que haber disminuido proporcionalmente a todo ese conocimiento colectivo. 
¿Qué le queda al ser humano por conocer? ¿Qué ocurrió en el primer dieciseisavo de segundo del Big Bang? ¿Qué se esconde detrás de los cuantos de energía? ¿Cuántos planetas habitables existen en el Universo?


Por extensión, el conocimiento global nos permite tener una visión bastante completa de lo que somos o lo que no somos. Y aún así, nada de esto parece estar presente en el día a día de nuestras vidas diarias.

Desde que el hombre fue consciente de su propio miedo, también han hecho del miedo un arma muy poderosa aquellos interesados en manipular siempre a los demás. No solamente no permitiendo que las personas fuesen capaces de superar los miedos más primitivos creando supersticiones y mitos sobre todo lo conocido, si no también infundando otros imaginarios en el subconsciente colectivo.
Queramos o no queramos admitirlo, el miedo es un arma de control utilizada por todos los tipos de autoridad conocidos desde el comienzo de nuestra historia. Únicamente los puntuales empeños individuales o colectivos de ciertas personas nos han permitido superar determinadas barreras evolutivas que nuestro propio miedo había erguido.

Pero el miedo sigue controlando nuestro mundo. Y no solamente los gobiernos se ocupan de manipularnos para sus oscuros intereses de control, miles de empresas se lucran de nuestros miedos hoy en día: compañías de seguros y bancos, la industria farmacéutica, los medios de comunicación, gigantes informáticos de software antivirus, la industria del ocio en forma de libros, películas, series o videojuegos, sistemas de protección personal, dispositivos de seguridad y así, hasta un largo etcétera de sectores que han tenido, tienen o tendrán en el miedo su mayor filón de negocio.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Viva la Democracia Interactiva!

Todos los días cuando te levantas de la cama tienes que levantarte pensando que puede ser un gran día.
Si además te encuentras en el mismo día con dos de las noticias tecnológicas más ilusionantes de los últimos años, tienes la certeza absoluta de que realmente es un día maravilloso.


Y el día de hoy ni tan siquiera es importante, porque las dos noticias hacen relación a proyectos que se llevaban gestando hace ya un tiempo. Y cómo ya nos tienen acostumbrados con cada novedad que surge de la red, cada vez el nivel de sorpresa y esperanza va siendo mayor.


Las dos noticias a las que hago relación son el anuncio por un lado de la publicación del código fuente Diaspora para la creación de redes sociales de código abierto y que en función del grado de aceptación y de desarrollo que la comunidad de internet haga de ella, permitirá a los usuarios sentir un control auténtico de su red social desterrarando por siempre la sensación de que tiene hipotecada su vida pública y sus datos más personales a una empresa privada. Por otro lado, el periódico español El País se hacía eco hoy de una iniciativa popular para la creación de un grupo de trabajo con el objetivo de defender la neutralidad en la Red con el objetivo de redactar un proyecto de ley y recoger las firmas necesarias para presentarlo en el Congreso.


Las dos noticias abren una puerta de esperanza a los que desde el principio hemos visto en la red de datos, el gran sistema de comunicación que nos permitiría gozar de algo que desde el inicio de nuestra historia había parecido un mero espejismo y un sueño imposible, una democracia real en la que todos contemos siempre. Porque durante años muchos de nosotros hemos perseguido el sueño en el que por fin se liberara esa maraña administrativa y burocrática en la que se han convertido los sistemas políticos, haciéndonos por fin partícipes directos de nuestras vidas y no simples marionetas controladas por políticos, empresas o por cualquier otro poder fáctico.


Y el impulso no debe quedar en una simple iniciativa para redactar un único proyecto de ley. El Sistema debe saber que vamos a recuperar el control total del mismo cueste lo que cueste. Con su consentimiento o sin él. Porque no se trata únicamente de abrir la puerta a tímidos esfuerzos del sistema para impulsar referéndums interactivos manipulados mediáticamente y sobre asuntos vanales con poca o ninguna repercusión en nuestras vidas.


No podemos dejar que este movimiento se quede únicamente en ahogadas iniciativas puntuales que generan una ínfima presión al Sistema. Un sistema que utiliza únicamente el impulso de las iniciativos que más les convienen y manipulan e ignoran las que les resultan incómodas o molestas. Porque la gente está cada día más cansada de la hipocresía y la mentira de esas mafias sin escrúpulos a las que llamamos estado. Porque si no hacemos algo los que venimos de vivir en una época donde la información se transmitía en forma de leyendas urbanas que no generaban otra cosa más que miedo e incertidumbre y hemos podido iluminarnos con el nacimiento de un mundo ilusionante donde nuestra inteligencia cada vez es menos importante porque contamos con el acceso inmediato a toda la información y conocimiento que deseemos, si no hacemos algo nosotros y luchamos con todas nuestras fuerzas por una neutralidad auténtica y una libertad total de nuestras redes informáticas impidiendo que se apoderen de ellas desde el sistema capitalista, si no lo hacemos ya, la batalla está muy cerca de perderse para siempre. Y las próximas generaciones que vengan detrás de nosotros pensarán que este proceso era algo inevitable y que ya nada pueden cambiar. El ser humano habrá sucumbido por siempre al Sistema.