lunes, 6 de junio de 2011

El nuevo modelo (II): La Pirámide Invertida

Para poder cambiar el sistema, primero debemos analizar el funcionamiento básico del sistema.

En el modelo piramidal en el que la sociedad se ha cimentado desde el comienzo de los tiempos, siempre ha habido un mensaje subyacente de dualidad. Podemos encontrar ese concepto en algunas de las Pirámides de la antigüedad ya que en el subsuelo de la misma, se esconde la construcción de otra Pirámide Invertida . La forma del tetraedro nos da ambas pirámides adyacentes. Stanley Kubrick quería utilizar ese concepto para su famoso monolito de "2001: Una Odisea en el Espacio" pero visualmente no consiguió los resultados que esperaba y lo sustituyó por el paralelepípedo plano tan ampliamente conocido por los amantes del cine. 

El modelo organizativo jerárquico y estructurado en capas de la Pirámide ha permitido al Ser Humano aunar esfuerzos trabajando en equipo con el objetivo de conseguir un fin común. No en vano este modelo ha permitido a la sociedad evolucionar del modo en que lo ha hecho, siendo el mejor y único sistema para conseguir llegar hasta donde estamos hoy en día desde los primeros núcleos sociales.

Aunque la Pirámide Social siempre nos ha generado un alto grado de insatisfacción personal respecto al nivel de la misma donde nos encontráramos fruto de la diferencia de estatus social generada entre las distintas capas de la Pirámide. Este grado de insatisfacción no se reduce al ir avanzando nuestra posición dentro de la Pirámide, sino todo lo contrario, la ansiedad y paranoia por avanzar en la posición en la que nos encontramos, o al menos mantenerla por todos los medios que sean necesarios, nos conduce irremediablemente a un aumento progresivo de nuestro miedo.

Un miedo que nos lleva a convertirnos en alguien que nunca creíamos que podríamos ser y a hacer cosas a las personas que nos rodean que nunca seremos capaces de perdonarnos a nosotros mismos. Corrompiendo nuestra alma y destruyendo nuestro espíritu. Y todos nos engañamos pensando que nosotros no tenemos la culpa de que el mundo sea así. De forma aprendida y repetitiva nos justificamos pensando que las cosas ya eran así y la sociedad ya estaba corrompida cuando nosotros llegamos. Que realmente no podemos cambiar nada ya. Pero no hacemos más que engañarnos a nosotros mismos. Nosotros somos el último responsable de todos nuestros actos. El último y el más importante de todos. Siempre podemos intentar hacer las cosas lo mejor posible dentro de un mundo imperfecto porque al final quien realmente decide hacer las cosas que hacemos, somos nosotros. Somos los dueños de todos nuestros actos. Por eso tenemos que luchar siempre por superar nuestros miedos más irracionales y ser capaces de canalizar positivamente la energía que proyectamos a los demás en todos los momentos de nuestra vida.

Si analizamos el principio de la Pirámide en su concepto organizativo, deducimos que para un correcto y equilibrado funcionamiento de la misma se debería garantizar siempre la validez de cada una de las personas que la componen para ocupar el puesto en el que se encuentran, asumiendo la responsabilidad correspondiente y desarrollando las tareas encomendadas. En el ideal del desarrollo lógico y eficiente de la Pirámide, las personas más capacitadas para ocupar una determinada posición generaría el más eficiente y dinámico desarrollo del grupo.

Ese ideal de desarrollo se ha visto corrompido siempre por el mismo ansia de Poder de las personas que han ocupado y ocupan las posiciones superiores de la Pirámide, que han querido garantizar la posición más alta de la Pirámide a sus condescendientes, aún sin ser merecedores de ello.

La Aristocracia en su concepto más puro degenera siempre, sin barreras que lo impidan, en la Oligarquía más tirana. 

Nuestro deseo egoísta de perseverar, de perdurar en la existencia como si todo lo que hemos conseguido tuviera que ser transmitido de alguna forma a nuestros hijos para que puedan continuar desde la misma posición contradice el ideal lógico para la correcta y equilibrada evolución de la Pirámide. Ya no es el más válido el que ocupará las posiciones de responsabilidad dentro de la Pirámide, sino aquel que se encuentre en posición de heredarlo.

Y al depositar en nuestros hijos la única esperanza contra el miedo a perderlo definitivamente todo cuando hayamos muerto, generamos incorreciones y deficencias en su educación que difícilmente permitirá que los herederos sean capaces de evolucionar adecuadamente para ser auténticos merecedores de la posición que van a ocupar. 

Nuestros intereses y miedos personales han imposibilitado siempre una evolución equilibrada en el sistema piramidal. Con el objetivo de mantener su posición, las capas superiores actúan contra los valores de igualdad de oportunidades, acaparando para ello el poder que sea necesario para controlar y manipular los grados de libertad entre los distintos estratos sociales.

El modelo de la Pirámide Social conlleva inherente a sí mismo un reparto inverso en las responsabilidades de cada una de las capas. El miedo a perder lo que esas responsabilidades han repercutido en nuestro estatus social en forma de poder y dinero ha provocado que el sistema piramidal en el que nuestra sociedad se ha erguido durante gran parte de su historia haya sido el más injusto de todos los sistemas posibles. El miedo genera una falsa Pirámide en nuestro sistema, la Pirámide Invertida del Poder

Ambas Pirámides, la Social y la de Poder, son directamente proporcionales entre sí. Cuando las capas superiores de la Pirámide usurpan el poder a las capas inferiores generan una tranformación en la Pirámide de Poder haciendo que la base, donde se encuentran ellos, aumente y disminuya la altura. Y ese cambio se produce del mismo modo en la Pirámide Social siguiendo un principio de proporcionalidad entre ellas, el número de personas que se encuentran en las capas inferiores aumenta y el número de los que estarían en la capa superior disminuye perdiéndose en el proceso también capas intermedias y el número de personas que se encontrarían en ellas.

Durante miles de años las bases sociales han luchado por conseguir una distibución justa de las pirámides soñando con alcanzar el grado de proporcionalidad ideal en la forma de una Pirámide Equilátera. Por el contrario, las capas superiores han luchado por mantener siempre su feudo de poder a toda costa, aún a sabiendas de que la pérdida de Poder era inevitable. Aún así, el miedo a perder lo que no es suyo les ha llevado a cometer los actos más crueles e inhumanos imaginables. Un miedo que utilizan para controlar la base de la Pirámide pero en realidad es el miedo que terminará siendo su fin.

El avance de la libre comunicación a través de internet ha generado una aceleración en el proceso de transformación de las Pirámides. Los nuevos portales de comunicación a través de redes sociales, blogs y plataformas de derechos de los ciudadanos han provocado un cambio de mentalidad a nivel mundial y un despertar en la conciencia colectiva de las personas.

La Pirámide Invertida se desquebraja y ambas Pirámides comienzan a plegarse entre sí. Las bases sociales reclaman todo el Poder acumulado durante miles de años por las capas superiores para cambiar el modelo definitivamente.

Un modelo en el que contemos todos.

Un nuevo modelo.

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